Con el embarazo mi nivel de tolerancia a las gilipolleces ha menguado, la verdad. Y mira que tolero, ¿eh? Tolero a los adolescentes y sus hormonas en los buses, tolero a los domingueros andando por la carretera con la acera de metro y medio vacía al lado, en fin tolero. Pero ahora, lo siento: no tengo tanta paciencia.
El otro día me di cuenta cuando estaba comiéndome un cocido madrileño magnífico en una terraza con mis amigas, hablando y riendo de nuestras cosas, como siempre, pero con una interferencia que acabó por hacerse insoportable para mí.
Yo no sé de qué iría la conversación de la mesa de al lado, pero una de las señoras hablaba extremadamente alto. Más que las otras dos, a un volumen que llegaba a desconcentrarme de nuestra conversación. Y yo cotilla, ni gota.
Bueno, a veces sí. Pero que no la escuché por eso, es que lo estaba gritando. El tema era (estabais con toda la intriga y lo sabéis):¿mala o buena madre si dejas de trabajar para criar a los hijos? Sí, muy interesante. No, no me enteré de las conclusiones.
A lo que voy no es ni siquiera al tono elevado de la doña, sino al hecho de que alguien hable más alto que el resto de los conversadores para quedar por encima.
- ¿Eres más? Te voy a tener que decir yo la verdad, a estas alturas: NO.
- ¿Tienes más razón? Probablemente, el 50% de las veces. Pero da igual: NO hables por encima del resto. Tengas o no razón. Tatúatelo, haz el favor.
- ¿No aguantas a que te toque hablar?, ¿tienes que interrumpir por sistema? Como los niños, vamos.
- ¿Sabes lo que significa ‘escuchar’? No sé, igual va siendo hora de ponerse con ello.
Porque yo soy una maruja cuando hay que serlo, y el tono se nos sube a todas cuando activamos el modo maruja, que viene a ser hablar intensamente de un tema, muy entusiasmaditas, todas a la vez, TO-DAS. Y por el subidón del momento, no por quedar por encima de nadie.
Deseé fuertemente que una de sus amigas se levantara y la dejara hablando sola, por lista. Yo lo tengo como primera opción si me encuentro con alguien así.
O sonarse los mocos fuertemente, o decir que se dé prisa en terminar que tienes que cagar, etc.
Porque la gente así es lo que necesita: un bando municipal, una pancarta en fluorescente, algo heavy, para darse cuenta:
NO ERES EL CENTRO DEL UNIVERSO, NI TÚ NI TU OPINIÓN. Así que relaja la raja y aprende a conversar.
Coño ya.