El otro día lanzaba una pregunta al aire en Instagram y los resultados fueron, para mi, sorprendentes.
Planteé si la amistad entre mujeres y hombres CIS hetero era posible sin que hubiera intencionalidad sexual.
Cual es mi sorpresa cuando la gran mayoría de mujeres empieza a responder que sí, que es preciosa, con purpurina, algodón de azúcar y unicornios voladores.
Señoras, pensé, ¿viven ustedes en otro planeta o qué?
Los señores no tuvieron a bien responder porque solo me siguen hombres homosexuales y/o deconstruidos, o sea, POCOS. En un momento dado, les increpé y entonces respondieron… dos. Muy bien respondido, por cierto; pero ese es otro post.
Cuando aun no había salido de mi asombro con semejante dato, llega una amigui y me cuenta COSAS, cosas importantes de persona leída, sobre corporalidades, género y atracción sexual. Y entonces cobra cuerpo y sentido una teoría que me ronda la cabeza desde hace tiempo:
Si la realidad social es que hay cuerpos (normativos) que se ven como exitosos y deseables y otros cuerpos (disidentes) que se identifican desde la norma social como aquellos de personas vagas, indeseables y fracasadas, no podemos hacer como si esto no tuviera que ver con las relaciones humanas.
En lo que a este asunto respecta:
La mayoría de las mujeres que respondieron que no les era posible tener amigos hombres o que les era complicado porque SIEMPRE acababa habiendo interés sexual por parte de ellos, eran mujeres con corporalidades normativas.
Yo me encuentro en ambos grupos: en el de mujer normativa (y además blanca, cis y hetero) y en el de mujer que ya quisiera ella tener amigos pero que no mi ciela, eso no es para ti.
Mi realidad siempre fue esperar el mensaje, la caña tirada, la mano más aquí o más allá… y ver como siempre, antes o después, llegaba. Por eso adoro a mis amigos gays: Son la prueba viva de que hay hombres en el mundo a quienes les parezco algo más que un trozo (pequeño) de carne con agujeros.
Al hacer esta pregunta y ver a tantas mujeres que disfrutaban de relaciones sanas de amistad con hombres cis heteros, me alegré mucho y luego me entristecí más.
Me alegré de que mi realidad no sea la de todas.
Me avergoncé por no haber sido consciente de que hay mujeres con otros cuerpos que se han visto justo en la otra orilla, en la de no sentirse deseables o deseadas jamás.
Y me entristeció saber que el peso de las corporalidades estaba ahí, haciendo un papel fundamental en las relaciones humanas en general y en el hecho de que yo no tenga ni un amigo hetero en particular. Obvio que estoy generalizando. OBVIO. Pero démosle una vuelta…
Mira tía, da igual.
Eres guay. Cometes errores. Eres divertida. Te lo curras que flipas. Te revisas. Pides disculpas. Vuelves a empezar. Fracasas. Lloras. Te tomas una caña. Se te pasa. Mejoras. La lías petarda. Resuelves. Triunfas cuando menos te lo esperas. Pierdes al día siguiente.
¿Entiendes?
Jamás seremos solo un trozo de carne con agujeros (grandes o pequeños).
Somos mucho más.
Otra cosa es que ELLOS no estén preparados para verlo.
Y apunto: no es tu trabajo convencerles/enseñarles a que lo vean; mejor ocúpate de encontrar a los que ya traen la tarea hecha.