Confesionario #4: Encanto sexual

Le conocí un día saliendo con amigas. No era de aquí; hablaba con un acento peculiar. Era de las islas y bastó una hora antes de que cerrasen la discoteca para saber que con él iba a poder hacer realidad alguna de mis fantasías.

Unas semanas después apareció en Madrid. Pasamos la primera noche en un hotel con jacuzzi y una habitación llena de espejos.
Al día siguiente, noté un encanto sexual que me atraía demasiado, y hablando de orientaciones sexuales, comentó que era bisexual. El hombre que esa noche me había hecho gozar más que en toda mi vida me había dicho que era bisexual.

Una de mis fantasías era ir a un club de intercambios de parejas, conocer a otras personas con las que experimentar el mundo del erotismo.
Pues me armé de valor y pude decirle que si esa misma noche le apetecía ir a un club de intercambio, porque aunque no fuéramos pareja, en ese momento éramos pareja sexual con muchísima afinidad por descubrir…

Esa noche me puse un vestido negro ceñido con el que se podían marcar mis bellas curvas.
Él llevaba una camisa negra y unos vaqueros claros. Lo primero en lo que me fijé fue en su paquete… Sí, era realmente enorme.
Yo ya me había encargado de buscar dónde estaban aquellos clubs en los que no era necesario ser pareja sentimental, aquellos que eran para personas y relaciones de todo tipo que quisieran realzar el sexo como algo fascinante.

Entramos; un chico nos repartió preservativos y nos explicó que había varias salas con diferentes temáticas y orientaciones sexuales.
Yo, de camino, le comenté que mi gran fantasía era hacer un trío con dos hombres bisexuales. Él aceptó sin pensárselo ni un momento.

De repente vemos a un chico alto, de pelo negro y ojos verdes. Se fijó antes en él que en mí, pero empezamos a hablar, nos tomamos una copa y la cosa fluyó entre los tres. Cuando encontré el momento, les dije ¿nos vamos a una de las salas? Ellos aceptaron y, en cuanto llegamos empezaron a besarme uno en cada lado todo mi cuerpo; a continuación se besaron entre ellos, en mi cara.

Yo estaba realmente mojada, y en cuestión de minutos me habían desnudado. Había una fluidez en los movimientos entre los tres que era nueva para mí.

Entre ellos se tocaban, se la chupaban, incluso se la llegaron a meter mutuamente…
Y yo, mirándolos y participando en ese trío tan homogéneo donde, en todo momento, el que se dieran placer dos hombres, era lo que más me ponía.

Al terminar la experiencia, nos dimos el Instagram y quedamos en hablar para seguir compartiendo momentos.
Nunca más ocurrió, pero me hicieron pasar las dos noches más fantasiosas de mi vida.
De principio a fin.

Navegación de entradas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.