No sé ni por dónde empezar.
Hay tres noticias aberrantes de últimamente: niños separados de sus padres y metidos en jaulas en EEUU, los violadores de san fermín -nótese que no lo pongo con mayúsculas porque no me da la gana- salen a la calle tras pagar una fianza de 6000€ a la espera de la sentencia firme, y la última noticia no es una noticia en sí sino la reacción -vergonzosa, ignorante y racista- de algunxs ante la acogida del barco Aquarius con unos 400 inmigrantes a bordo.
A veces, por desgracia, hasta que algo no te “toca de cerca”, no te sensibilizas con el tema. Por ejemplo, yo misma: si no hubiera pasado mi hermana por una relación de maltrato, quizá no me habría involucrado tanto en el movimiento feminista. Me parece triste, sinceramente, pero ha sido así y así lo cuento.
Sin embargo, con lo de EEUU y lo del barco de refugiados estoy sensibilizada desde que tengo uso de razón. Mis padres me han criado con la idea de que soy igual que los demás seres humanos de este planeta. Me han enseñado que hay gente buena y mala de todos los colores y clases socioeconómicas. La sociedad, en cambio, a partir del instituto y hasta el día de hoy, se empeña en hacerme creer que eso no es así: que los moros son peligrosos y ladrones, que los latinos son machistas, agresivos y demasiado serviciales, y que los negros son todos pobres y hay que sentir pena de ellos excepto cuando no parecen pobres. Gracias a mis estudios, mi educación y toda la gente que me he cruzado en la vida, sé que mis padres tenían razón. Y por eso estoy tan enrabietada:
NO COMPRENDO A LXS QUE NO SE INVOLUCRAN, lxs que no denuncian públicamente, no se enfadan ni protestan ante comentarios despectivos y actitudes discriminatorias.
Bueno, no es que no les entienda, en realidad es que me enervan.
No entiendo cómo puedes mantenerte ajenx a lo que está haciendo el cerdo de Trump con las familias de inmigrantes.
¿De verdad no tienes nada que decir?
¿De verdad te da igual?
¿Y cuál es el problema con los negros del Aquarius? ¿El dinero? ¿En serio? Después del desfalco que han hecho y hacen los políticos de este país -del mundo entero, vamos-, ¿me vas a decir que no podemos acoger a 400 personas cuyo destino alternativo era la muerte?
¿Te mantienes impasible ante las perlas de racistas venidos a menos porque ‘bah, para qué’? ¿Sí? Pues te voy a decir un par de cosas, a ver si espabilas:
No tienes hijxs, no? Bien. Pues yo, sí. Y te aseguro que no se me ocurre meter a mi niño en una patera de ningún tipo ni aunque el trayecto dure 5 minutos.
¿Sabes lo que alguien tiene que haber vivido y sufrido para tomar esa decisión? Tu casa, de un día para otro, destruída; tu ciudad en ruinas, familiares y amigxs desaparecidxs, bombas, vivir con hambre, sed, frío y calor, dando tumbos, sabiendo que en cualquier momento puedes morir, resultar heridx, secuestradx, no sólo tú, también tus hijxs. Ah, y no es unos días, sino unos años. ¿Te puedes hacer una idea del horror? Probablemente, no.
¿Sabes que una vez tomada la decisión de huir por mar hay que pagar a una mafia para reservar una “plaza” en esa mierda de zodiac de plástico? ¿Sabes lo que te pueden obligar hacer a cambio? Ni puta idea, lo que imaginaba.
Y respecto a lo que está ocurriendo en EEUU, sigues sin tener hijxs, verdad? Bien, pues, como te decía, yo sí. Y si meten a mi bebé en una jaula y me separan de él aunque sea media hora -algunxs llevan dos semanas sin verles-, te aseguro que me vuelvo loca. No sabes la ansiedad, la impotencia y la tristeza que genera no poder proteger a tu hijx; se me rompe algo dentro sólo de imaginar cómo se sentiría él rodeado de otrxs niñxs llorando, sin saber nada de sus padres ningunx, pensando que a lo mejor han sido abadonadxs.
No me creo que nada de esto te remueva.
Así que si después de pensarlo un poco decides reir la gracia o quedarte calladx ante el próximo comentario despectivo, racista, clasista, prepotente o de mofa que escuches sobre algo de esto, serás igual que quien lo diga, igual de culpable que quien ejecuta las órdenes. Porque si te mantienes neutral ante una injusticia, has elegido el lado del opresor.
