LO QUE SÉ SOBRE SEXUALIDAD

Hace un tiempo me pedisteis que hablara sobre sexualidad sana.

En los tiempos que corren parecería lógico pensar que este tema está más que superado y sin embargo, es triste, pero PARA NADA.

Para empezar, la sexualidad va más allá de una cama, dos personas y algún orgasmo. De hecho, puede que no haya más que una sola persona y eso sería suficiente para hablar de sexualidad.  

La sexualidad es una esfera de la personalidad, forma parte de nosotros como seres humanos y tiene la función biológica de relacionarnos de cierta forma con otros seres humanos. 

Espero que, llegados a este punto, todas entendamos que no es nada de lo que debamos avergonzarnos nadie.

Cuando me preguntasteis acerca de la “sexualidad sana” pensé que debía aprovechar bien la ocasión de explicar ese concepto. Pensé que debía refrescar mis conocimientos, leer los últimos estudios al respecto, etc. Me autoimpuse un montón de tareas previas a escribir esto para que fuera perfecto. 

Y así pasó, que nunca me parecía el momento. 

Después me sacudí de encima el síndrome de la impostora y me dije “Eva, cariño, sabes mucho más de lo que crees. Hay gente dispuesta a leerte por lo que transmites y no por los artículos científicos que seas capaz de engullir y traducir al lenguaje de los mortales. Ponte a escribir de una santa vez. Lo estás deseando”

Dicho esto: voy a intentar hacerlo bien sin haberme refrescado ni los pies en artículos científicos: 

La sexualidad sana es aquella que te permite vivir acorde a lo que te hace feliz. Si eres una persona a la que el cuerpo le pide masturbarse diariamente, no es solo que lo hagas, sino que lo hagas sin culpa, comprendiendo que tú, tu cuerpo y tu placer son asuntos tuyos donde nadie, ni una pareja, ni una ley, ni una religión deben meter sus narices. 

Sexualidad sana es aquella que te permite disfrutar de relaciones sexuales recíprocas en cuanto a placer, basadas en el consentimiento y deseo mutuo. Si eres una persona a la que le gusta practicar sexo con otra persona una vez al mes, no es solo que lo hagas, sino que lo hagas cuando te apetezca, sin culpa ni vergüenza, y consensuadamente con la otra persona implicada, con el objetivo no solo de satisfacer, sino de disfrutar, no por obligación, no por el qué dirán, no porque es lo correcto, simplemente porque te apetece.

Sexualidad sana es aquella que te permite adorar el cuerpo que eres -porque solo somos ese que vemos en el espejo, no hay otro-, sin peros, sin condiciones, sin esperar cambios mágicos para empezar a aceptarlo como lo que es: único. Si eres una persona con un cuerpo no normativo, gozar de una sexualidad sana es que seas capaz de ver que ese cuerpo es deseable y desea, y te lleva y te trae, y te da todo el placer que seas capaz de experimentar así, tal y como es, sin ser normativo, sin encajar en ningún canon absurdo y socialmente impuesto. 

La sexualidad sana es aquella que te permite hablar de lo que te gusta y de dónde están tus límites sin vergüenza, sin tabúes, sabiendo que es tu derecho disfrutar de tu cuerpo como tú, y solo como tú decidas. Si eres una persona a la que no le gusta que le toquen los pezones durante el sexo, teniendo una sexualidad sana podrás expresarlo con total tranquilidad y nadie debería intentar convencerte de que eso está mal, o bien, o es cuestionable. 

En definitiva, gozar de una sexualidad sana en nuestra sociedad es trabajoso, conlleva un esfuerzo mental porque

  1.  la educación sexual brilla por su ausencia en la formación reglada, y
  2. Las religiones, inventadas para decirnos lo que moralmente está bien y mal, han venido considerando la mayoría que el sexo y, por extensión la sexualidad es la parte oscura del ser humano, aquello que debemos reprimir y esconder para que la vida en comunidad sea factible. 

Así que si has decidido hacerte cargo de esa parte de tu personalidad que ibas a ignorar, o a desarrollar en base a cómo lo hicieran las personas de tu alrededor, sería bueno empezar por: 

  1.  Cuestionarte todo lo que sabes o crees que sabes sobre cómo debería ser el sexo y tu relación con tu propio cuerpo, y
  2. Leer / seguir en redes a sexólogas, educadoras sociales, periodistas especializadas en el tema, etc, y desarrollar el pensamiento crítico con la ayuda de sus libros/ novelas/ ilustraciones / posts. Aquí algunas ideas: @mamacasquet, @perradesatan, @lapsicowoman, @modernadepueblo, @lolavendetta, @lasrayadas, @patriciasornosa, @pamelapalenciano, @weloversize. 

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