Estoy hasta el mismísimo chichi. Ale. Ya lo he soltao. Y sé de antemano que no estaréis de acuerdo conmigo. Pero es que estoy ABURRIDA DE LOS PUTOS REGALOS.
Llevo 25 años recibiendo regalos y 12 o así teniendo que hacerlos. Al principio me lo tomé un poco más en serio, sobretodo en la mierda de adolescencia, cuando por encajar haces cualquier cosa y seguir la corriente general es indiscutible, pero hace ya unos años que me suda la entrepierna bien fuerte no llevar regalos a los sitios donde debería llevarlos.
No es por nada, no hay motivos raros ni nada, es simple y pura vaguería.
O sea: me cuesta la vida elegir un libro para mí, un pintauñas para mí, un corte de pelo para mí. Elegir ropa no, porque depende básicamente de los dineros y de si me queda bien. Pero lo demás? Tardo siglos.
Pues figúrate cuando tengo que elegir algo para una tercera persona. Buah. Es que hay torturas y luego está elegir un puto regalo. En serio te lo digo. Y estando embarazada, ni te cuento. Y para alguien que ni conoces, no te digo ná.
Si no es que no me guste ver la cara de ilusión, ni me molesta el hecho mismo de regalar, al contrario: me parece divertido y guachi, purpurina y love a tope. Lo que me jode la existencia es ir a un centro comercial y ver:
- Ropa (a saber si esto le parecerá retro o directamente del armario de mi abuela).
- Algo diiiviiiino de papelería (¿y si ya tiene agenda?, ¿y si tiene una tablet/ipad y no necesita bolis, por muy chuchuchulis que sean?).
- Venga va, un libro (ya, ¿CUÁL?).
- Maquillaje (claro, déjate 20€ en una vaselina, yuju!)
Que no, que no hay por donde cogerlo. Que hacer regalos es una puta mierda y ya está.
A no ser que le guste Harry Potter, que entonces me resulta todo muy fácil y un placer.
¿Lo mejor? Regalar a los bebés: ellos ni se enteran, el 99% de las cosas son monas, y los padres pueden fingir perfectamente que les ha encantado y luego con esperar a que les quede pequeño, suficiente. Ups! que pena. Nunca se lo puse. Pero tú cumpliste. Fin.
Así que, como podréis imaginar, aún no he comprado el amigo invisible que tendré que dar en unos días. Ni siquiera sé si lo compraré.
El desenlace, próximamente.
